Las manifestaciones se han hecho latentes a tal grado que las voces que se escuchan una y otra vez hacen referencia a que Acatzingo deberá ser para los Acatzincas y no para los jarochos o de otros pueblos extraños al suyo.
Otro de los reclamos que se escuchan y se han puesto sobre la mesa, es que la gente de Acatzingo quiere ser gobernada por un paisano o paisana de la región, a quien conozcan con defectos y virtudes, pero no abrirles paso o la puerta a extraños que en sus pueblos – Veracruz- no los quieren, pero ni vendiendo volovanes.
Al mismo tiempo, la expresión de los pobladores va en el sentido de dejar en claro que, los cargos en las instituciones no son herencias, son producto de la democracia y la voluntad de un pueblo, quien decide a los ciudadanos que los represente, en franco llamado o alusión al gobierno municipal que quiere dejar a familiares como sucesores.